martes, 25 de enero de 2011

Un Castillo Sangrante

“Canta, oh musa, la cólera del pélida Aquiles; cólera funesta que...”, y así hemos invocado durante años, sin que las diosas nos concediesen más que el principio de un escote. Despechados, gritamos: "¡Camarero, sírvanos urgentemente Un Castillo Sangrante!". Y puso sobre la mesa un radioteatro improvisado, como los que se hacían en la radio antiguamente, para que cuatro comensales imaginen otro final a la batalla. Un momento de humor, de liras y rapsodas, justo antes de que el talón coincida con la flecha.

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